26 oct 2011

Relaciones

La interacción del ser con el espejo, así comienza la liberación del lenguaje y la amplitud de las formas con respecto su capacidad de comunicarse con los demás, el ser como observador de sí mismo, como ilusión en parte, quizás siendo parte de su propio reflejo pero ajeno al dueño de la sombra. Quizás así, ¿no? Lentas se hace las columnas cuando se quiebran dentro de sí mismas, pequeñas implosiones instrumentales de sonidos que logran que el sentimiento desvaríe, logrando una extraña intimidad con la melodía, lento, lentas, en realidad, vale la claridad, lo blanco de la imagen que se presenta como proyección en el sonido o en la sombra, lentas también son las letras que se motivan y desencadenan detrás de cada escalón, tal vez nubes y una imagen en el centro del cuadro que escapa del foco, quizás un rostro, un recuerdo, siempre siendo historia del pasado, pero no, entiende que así el camino es circular y el fin, quizás con sus buenos modales el inicio también… lo absoluto en formas de comportamiento, no, no debe, piensa y retuerce su mirada, se aleja de sí mismo o se distrae con un detalle banal, calla, piensa, se escapa, cambia un gesto de su escenario, algo que pocos distinguen, no por importancia, solo por la fuerza de lo real, o el sueño, quizás la música o la melodía del canto. Ahora calla, piensa, sin darse cuenta como, ya tiene forma humana, es el inicio, quizás así también el fin, es bello ahora pensar que el propio final es el inicio, y no es única la característica del sentimiento en la persona, ahora es persona, es ser, sin saber. Calla. Vuelve al inicio, al ser observándose a sí mismo, dentro de sí mismo y para sí mismo, se retrae para afuera, se entiende como infinito, como un espejo detrás de un espejo, mirando un espejo, la hermosa ilusión de lo absoluto, bulímicamente infinito. Fin, aunque carece de fuerza ahora, esta en un presente, delante de ese espejo, reconociéndose como reflejo y sombra, quizás como persona, la idea no escapa, no puede hacerlo, grita, el espejo se mira a sí mismo, sus ojos se cruzan en la nuca propia, pero no hay mas dimensiones ni fuerzas de desarrollo, quizás, calla, piensa, es solo un presente, la infinita falsa impresión de profundidad en una foto, somos reflejos planos, quizás el inicio, pero no, la imagen cae y de parte en mis pedazos, no hay nadie delante del espejo que sigue de pie, mirando al observador. Mirando… detrás de sí, un mundo con infinita forma de espejo, quizás un juego, solo sea eso, un juego, la ilusión de realidad, la perspectiva limitada, la gracia de la imagen que sucumbe en el olvido, somos tan infinitos como el olvido, el cuerpo se eleva, se transformó de nuevo en persona, siente su cuerpo, observa, alguien, quizás, dentro de sí mismo, el reflejo en el espejo, la sombra detrás suyo y delante como continuidad, así se motiva, con la fuerza de lo infinito, del reflejo ese que sonríe, una voz, no, calla, despacio, llega el cuerpo del mar, de lo tangible del horizonte, la imagen se desliza a un fondo borroso, a una línea infinita como quien la mira, quizás sea esa voz ahora, despacio se acercan las líneas, se unen en el medio partiendo esa secuencia en dos pero siendo la unión de las mismas sin lograr ser un tercero, ahora es amor, es una frecuencia silenciosa que une lo complejo del ruido, ahora melodía, ahora armonía, ahora paz y así queda muda esa extraña caricia. El entendimiento de sí mismo, como ser ajeno a la confusión, a un sí mismo como ser real y puro, ahora aparece la imagen de lo astral, la espalda se endereza, queda casi erguida, quizás se estira como gesto de placer, calla, queda en silencio, vuelve la imagen a sí mismo, a su sensación inicial, la de verse a sí mismo ser quien uno es, la forma, la estructura de esa arquitectura, salir y observar, conocer, sentir a lo demás del escenario creando por sí mismo para ese descubrimiento, confusión circular, creo, como forma de ilusión de infinito, de nuevo, lo profundo de una imagen plana, calla. La sensación tal vez, el viaje hacia ese inicio, no, claro, es un eco que no llega a disiparse y que, en ese silencio, se induce a sí mismo la voz, no, de nuevo se habla con el espejo sobre el infinito. Duele la espalda, se cansa, se retuerce por inquieto placer, por levantar la vista y ver como el reflejo levantaba su vista para que sus miradas choquen. Un presente dual que se miran a sí mismo. Se aleja, mira para otro lado, se induce a sí mismo en un viaje que conoce, calla, teme, su ser se acelera en la creación y eterna continuidad del infinito como presente, a un espacio paralelo, con su propio tiempo y forma, la arquitectura del punto medio, la apreciación de sí mismo, hundirse en la idea y suceder mas allá del tiempo. Es aquí al lado, camina despacio, sus dedos se entumecen, la realidad se mantiene intacta, queda atorado en el sueño y descansa. Duerme, muere en silencio, se despide al inicio y del final, se queda quieto en lo infinito del presente, pero no, escapa, están todos ahí, en ese silencio, así como lo ves, se es infinito en su forma mas simple de existencia. Se para en el inicio, en el aparente principio, infinito el inicio, mira para adelante, se es plano en la profundidad, calla, observa, crea, por primera vez en la conciencia, a partir de la nada, no modifica, observa. Calla. Observa. Tiene fe y mantiene su rostro apacible ante el infinito, se observa a sí mismo en ese horizonte, ahora carece de forma, se recrea a sí mismo, nunca se es del todo nada, piensa, calla. Crea, el juego es el tiempo, las formas de la caricia del viento, despacio, calla, siente y se ve a sí mismo en el inicio, mirando hacia atrás.

Flota.
Instante.
Inicio.
Calla.

Se crea.