24 ago 2010

De fines y finales VIII

Mientras se llena el estomago de aire, tratando de que sea el cielo quien muera por la creación de esa nube, el destino esquiva la responsabilidad de su condición y se aleja, mirándolo con indiferencia, del universo.

De fines y finales VII

Dios solo puede morir de soledad.

De fines y finales VI

Muere, cual ser indigno de gloria, en el mayor de los olvidos de la hoja en blanco.

De fines y finales V

Dios solo puede morir de tristeza.

De fines y finales IV

Adiós ego, detendré, por siempre, esta profesión que me impusiste de imitador.

De fines y finales III

Y el ruido se derrite, inerte a su propia condición, mientras el árbol plantea las dudas sobre su existencia, no hay, entre ellos dos, rituales mágicos o románticos que puedan suavizar lo tangible de la relación, no quieren existir las aterciopeladas estructuras que puedan etiquetar la esencia de cada uno de ellos y, por sobre el ego del calor que logra que el mundo se derrita, no hay amistad verdadera. Con esa soberbia se sucede el final, sacudiendo los cerebros de los nadie que aglomeran a la esperanza en su alma, mientras los esquemas de los algunos posibles ríen y miran por sobre el hombro, sabiendo que su movimiento genera ese extraño dolor que termina por convertirse en chispa. Después se profundiza sobre la hora en si, sobre el tiempo como suceso, dándole forma a la idea como si fuera un proceso irresistible, y si, el perro muerde el hueso, es inevitable, porque se justifica, solo a través de la mediación entre el árbol y el mundo, la existencia misma de la carnada. Una vez mas, ya casi fin aparente, el incesante golpeteo del cordero continua la erosión de los dientes del lobo que, bañados por la sangre de su victima, dejan su huella sobre la pared… y en el mundo que se derrite, casi como proceso histéricamente natural, se sucede los resultados lógicos que la fuerza de la nada promueve como esquemas y estructuras únicas a la misma mediación.

De fines y finales II

“Puta que duele!!!” Como cielo único del alma, donde solo el viento se acerca al día, solo cuando son los infinitos amaneceres escenarios de la muerte de la noche, y, mientras la nada se proclame como único poder religioso, reinará sobre la magia del telón la intolerancia del ser hacia la belleza de ese preciso instante en donde el cielo se convierte en el hogar eterno del alma.

De fines y finales I

Y la muerte arderá en su máxima furia el día que la tierra encuentre su silencio.

22 mar 2010

Tan solo un mal sueño

EL sol agrita la mañana provocando el despertar de la ciudad que, de a poco, cobra vida. Mientras ellos empiezan su rutina, ciegos y totalmente convencidos de lo que ven, él mira, ya con desdén y gran desapego, como surgen de entre las cenizas de la noche anterior todos esos personajes enormemente tristes. Hipnotizados y sutilmente articulados se venden y condenan, sin siquiera saber, a ese sistema que tiene como único alimento a sus espíritus, dependiendo y cumpliendo fielmente con su lema. Hoy él se siente raro, también la rutina lo abomba y lo aturde pero es diferente, se siente como su cuerpo fuera extraño, se persigue y mira con desconfianza las sombras de su habitación. Ve las cosas de manera totalmente diferente, parece que esta realidad, completamente circunstancial, es otra… no puede decir que ni como pero es diferente. Nota como su cuerpo se maneja como drogado mientras su vista se iba deformando. Desde los escasos huecos de razón que le quedan en su cerebro surge como excusa la negación y la eterna confianza en que esto sea solo un sueñ0o. Cierra los ojos, aprieta los parpados, se aferras con miedo y una entupida esperanza a esa idea. De pronto ve como delante suyo van surgiendo colores y formas, extrañas para él, que se plasman y van desapareciendo en el fondo de sus parpados, algunos se acercan y formas figuras entendibles aunque algo misteriosas. Quiere abrir sus ojos pero siente que desde el fondo surge un deseo, casi desesperado, de que no lo haga. De a poco se fueron haciendo cada vez mas conocidas y familiares esas imágenes aunque de él ya se había apoderado un sentimiento calido que reconfortaba todo su espíritu… un calor hogareño… de golpe las imágenes desaparecieron y sus parpados quedaron como siempre… sin huellas. Abría y cerraba los ojos esperando que aparezcan, siquiera por una vez mas, esas extrañas pero enormemente hermosas formas.
Resignado se sentó, todavía pensando en lo que había visto, y se prendió un cigarrillo. Noto que su cuerpo estaba cansado, solo en ese momento se preocupo por cuanto tiempo había durado esa alucinación. Agarro el reloj y vio, con gran sorpresa, que solo habían pasado dos minutos de las siete, todavía era mañana. Su corazón se empezó a agitar, ya fuera de su control… su cuerpo sentía un dolor que lo ahogaba y lo asfixiaba mientras se entregaba al cansancio…

Esta vez ella sale corriendo, huye como tantas otras veces, de eso que tanto teme, dobla la esquina se confunde entre la gente. Escondida entre la multitud se tranquiliza y decide ir a su casa, siquiera para descansar un rato…

El viento sopla volando esa hoja que baila en la tempestad mientras la rama lamenta su perdida y sufre por su desnudez. La hoja se eleva por su cielo y recorre, todavía hipnotizada por esa danza que el viento provoca, ese raro escenario donde el telón parece nunca cerrarse. Navega entre nubes invisibles mientras su verde se pierde en el enorme azul del cielo. De a poco siente que desaparece…

Siente que está en una habitación oscura, apenas iluminada por una tenue y calida luz que brilla en uno de sus costados…
Siente que su mentón presiona contra su pecho, como si alguien estuviera empujando su cabeza hacia abajo…
Siente un extraño sentimiento que ahoga su corazón que brota desde el fondo de su cuerpo…
Siente que flota, que es mas liviano… su espíritu lucha por salir… niega esa realidad y despierta… suena el despertador, son apenas las siete, la rutina llega a su vida. Se rinde y se va a trabajar…

Saber del suponer

Supongo que si todos terminan por creer lo frío de los diferentes tipos de realidad se convierte en algo más que una tendencia del ente propio conocido como persona, pero no hay quienes se lamenten en el lamento, todavía no. Tal vez sea la imagen de la autoprotección que se completa en el reflejo del espejo del reflejo del espejo, en frente de la superposición que un hábito convirtió en costumbre. No, igual no, la misma línea no permite ese desenlace, no lo quiere, no lo desea, lo prohíbe, limita, acompleja, vacía (en peor parte) para buscar ese algo más, más allá del plano de la realidad como representación.
Supongo, no, ya no, creo… no, tampoco, ya es foco, punto, línea, objeto, aroma, tacto, belleza, extrañeza de nada, si, espíritu fluorescente, valor como infinito objetivo máximo de la creación, la creación misma… si, se que, lo se y lo siento, que lo frío de mi realidad dependerá del capricho de mi destino, consecuencia inerte por inercia, de ser el sentimiento del pensamiento de mi conciencia.

Que el silencio sea rima

Que rima perfecta que se logra cuado el ego se hace cansancio, cuando la soberbia, música del ser y cuando la nada… no, carece, ya, de sentido y de humor, no se puede ser con ese grado de perversión en el juego, no hay gracia ni eco, solo hay árboles, uno detrás del otro, marcando el camino, en dos putas hileras, diciéndole al ser en donde es que tiene que pisar, que ladrillo, que hueco, que pozo y que hora, que luz o que sombra, que buen pedazo de mierda que te deseo como destino, ni siquiera eso, no necesito desearte un mal inexistente, no, mejor cambio el ángulo y solo te digo que no importa, que lograste que mi idea sea inmortal… hoy soy eterno y vos te quedaste sin eco.
Después queda el margen de error, la sombra de algún recuerdo heroico y el nuevo esquema a seguir. Hoy se estrena un plan y a nadie le importa!!! Sus vidas pueden cambiar… malditos animales de costumbres, malditos por tenerlas, malditos por serlas, maditos por morir por ellas…
Hoy, como ayer y como mañana, no hay historia que no sea silencio.

9 mar 2010

Relacion de luna y abismo

La luna es quien nos trae, ella nos acuna en al noche mientras las nubes se esconden detrás de falsas sonrisas… la inocencia de sus lagrimas se derrite cuando choca, después de caer en la eterna agonía de ser parte de la lluvia, contra el duro metal del suelo, es que se forma en la rítmica del cuello, bien lejos de los extremos de una realidad, los sonidos, en perfecta armonía, que tapan el latir de su corazón. Luego llora y se muere al borde del abismo… después renace en sus propias cenizas, pero no es importante, nadie lo nota, entonces cae en el pecado de su ira y reniega de su condición de distinta. El corazón late por última vez y se desarma en la entrada principal.

Papelitos de colores

“Estoy perdidamente enamorado de vos”, eso fue, y solo eso. No consejos ni ecos de voces en el vaso… después se toma ese liquido negro y se esconde detrás del llamado, poco, eso finge, le importa las diferentes relaciones con su respuesta respecto a su nuevo amor. Se psicopatea pensando en su postura, no se mueve, solo imagina como se ve desde afuera su expresión, dándole forma, en su mente, y tratando de apaciguar el verdadero dolor que lo atormenta, no su rechazo, sino su amor.

La mañana se deshace en su despertar, así nada funciona como debe, atado, todos, a los caprichos del abrazo mezquino. El viejo lee contento que el mundo termina, piensa que solo así puede escapar de la inmadurez del sol, de sus miedos y de su dolor. Igual el diario no se presenta como nuevo, se jacta de su experiencia como temor y sonríe ante su bienestar. Funciona, el viejo lo sabe, como espejo que refleja la respuesta del deseo, en parte tiene miedo de saber cuanto vale el peso de su alma, así, por eso, prefiere recordar su pequeña maldición, el recorte del diario. Se excusa del mismo y se escapa hacia el baño. Vuelve, con la vista vacía, a su cuarto; el diario nota como sus ojos se esconden en otro pensamiento, está ausente y esquiva, queriendo alejarse, el encuentro con la balanza, se vuelve sobre lo mismo, sobre si mismo. Hoy no hay luego. Una cajita de colores, de papeles de colores, está a su lado, negra como la noche, pero llena de pequeñas porciones de esperanza que brillan y se relucen delante de ese mismo fondo oscuro. La hoja le pide un giro mas, un nuevo resplandor, o el sinónimo de color… él la mira con desconfianza, en el fondo es su falta lo que lo relaciona con ella, y le dice que espere, ya lo veras, le promete sabiendo que no podría inventar un nuevo color. En su juventud enfrentó su miedo por un instante, “estoy perdidamente enamorado de vos”, pero después empezó a llenar esa caja negra con papelitos de colores y vivió su vida, o la inercia de ella, al lado de su querida. Hoy él no se esconde, ya no, la mira a los ojos, sabiendo que detrás de sus años de dolor y de su piel ya rendida está ella, y le dice cuanto la ama. Pone un papelito de color y se va a dormir. Mañana no hay luego.

Ocaso del ser y de su voluntad

La imagen se desata en la desidia propia de un ser que no reconoce las diferencias entre los objetos que lo rodean, no como claro esquema de ceguera, sino como ignorancia de los límites, de las formas y de los colores de su entorno. Juicio en la continuidad de sus realidades mientras los distintos universos se unen en una pequeña porción de tiempo para castigar a la misma consecuencia con un instante único de verdad.
Intenta reír en la agonía de su desenlace, ignorando las posibles, o no, falacias de sus amores verdaderos, riqueza de real pobreza y esquemas de poemas que desconoce. Así se continua su final, como catarata de carruseles de imágenes que no le corresponden a su conciencia del planteo de su memoria, suertes que no tuvo, sombras que no se rieron de su espalda, risas que no imagino, frases que desaparecieron en el viento o besos que se guardo, mientras se desencadena un rito en el cielo y la ultima apelación de su muerte.

8 mar 2010

Ni mi, no me, ni yo

Un sueño inerte de profunda psicodélia, cual río de azufre y sabor, no hay distracción ni estupidez creativa, solo ironía de creación y soberbia de despedida…supongo que a los pájaros les molesta la luz y, por eso, cantan a esta hora, aunque, no, tal vez solo me estén haciendo compañía, lejos en forma pero cerca en esencia y espíritu, si, el camino nuestro, cual oración sn gloria, se genera en una nueva dirección, mas calida como sensación pero eterna y hermosa como pensamiento. Aunque no le des el espacio, el espíritu siempre termina saliendo, siquiera un segundo antes del eterno adiós, pero se sucede su libertad, es así y nunca va a dejar de serlo… creo que el sueño es sobre eso y, así justifica su supuesta gloria, queriendo que el ente como alma naufrague en las sucias tinieblas del ser, creados por el antojo que el ego significa, polvo entre las olas, lujuria como futuro recuerdo y ese hermoso, nuevo, astuto, mágico, musical, puro, autentico y atado a la esencia del espíritu, eterno mientras. Pero no, él no es sincero, no busca ni quiere serlo, pero ya nada queda, no hay mas opciones, estructuras, pleitos, esquemas…ya no le quedan por inventar excusas, ni estúpidos motivos, ya ese mientras murió, no existe mas, ya no hay mas de vos, por mi, en mi, por eso me, no yo, me, porque quiere hacer, siquiera un poco, mas duradero ese mentiroso mientras, porque el me es su ultima consecuencia, no y no, pero no, porque no…

Se muere la mano, cual acto de belleza y pureza, por que ambos, yo y yo, no!!! No hay dos yo, solo uno, el autentico ser sin eco ni observador, ascenso único, espiritual, verdadero y final.

Malformacion de risa en planteo

Oh risa, si tan solo pudiera uno volver por si mismo sin extrañar la suavidad de tu caricia, si fuera el alma riel y dirección suficiente como para no perderse entre la bruma de la desilusión, si la muerte nos prestara el oficio siquiera una vez, si el sol no fuera tan tímido, si se pudiera acercar la luna a nuestra nostalgia, si nuestro corazón se mezclara con el alba. Quizás sea eterno el disgusto, quizás no existan reales deseos y todo solo es…

Tal vez el cielo esta mas cerca, es mas tangible que la soberbia de las nubes, en el pensamiento, no, en la interpretación que tiene el universo sobre nuestros inconcientes deseos de seguridad, el mundo termina siendo una mala intención, con raíces tibias y hermosas que se transforman en la oscuridad, en la sordera o en la cordura.. se sabe que todo lo que en su inicio fue bueno, que tiene una buena y clara justificación, termina complicando con su esencia, es que, aun el cielo, es temeroso de las posibles consecuencias que significaría la falta de disciplina hacia la naturaleza. Pero dejemos estos planteos de lado, no seamos ritos ni poetas, seamos dioses de nuestra realidad, y de nuestro amor hacia los demás. Dignos seres únicos y abstractos de la eternidad. Tal vez si no deseáramos tanto, sino fuésemos tan ingenuos o tan egoístas…

La deuda del loco

No hay melodías vanas ni miserias ajenas, solo la sombra de ese pasado que muere en lo extraño del recuerdo, no es que haya mitos de soberbios orígenes, sino que es el cielo, tampoco, toda su presencia suena a delirio, tal vez, así, amortigüe el peso que tiene su cuerpo por sobre la culpa de su existencia, el porque de su sentencia de vida, el propósito, su propósito… ¿soldado de santas guerras? ¿Victima de posibles quiebres ajenos? ¿Conocedor de la ley? ¿Suicida? ¿Nacer solo para morir? ¿Evolucionar a una presencia astral? ¿Buscar, solo eso, buscar? ¿Acaso su vida se concede en misterio? Todo se sucede como debe, como debería, solo para tratar que el cliché sea tan grande, es lo que le gusta pensar, le conforta su existencia, la… la conciencia lo deja tranquilo cuando cae en la comodidad de esa justificación, paz flácida, mentirosa, fría, superficial… pero piadosa.
En el fondo solo se preocupa por existir mas allá de la soberbia de su mirada, le gustaría sentir como su cuerpo se desarma en miles de quiebres, cada hueso que se parta, cada vena que sangre, cada célula que se destruya, cada sentido que se funda en su conciencia, una razón, la sonrisa inocente del destino, que sea el mismo universo quien se proclame como locura, que el silencio sea esa nada… pero no.

La locura suele curar el razonamiento que la soledad provoca, no es que el propio reflejo sea pesadilla, no funciona así en el loco, aunque se siente bien decirlo de esa manera, creer que es la locura el perfecto motivo de su existencia, alejarse de la responsabilidad que significa ser dueño o cómplice de ese pensamiento que podría, o no; nadie modifica el olor a mierda que larga la conciencia de ciertas personas; acelerar ese proceso por el cual el inconciente colectivo evoluciona a algo mas, a ser conciencia plena y única del todo, ahora que el loco lo piensa, ¿será efecto placebo?, lo único que uno hace es continuar con una marcha que es inevitable, que el inconciente propio, que, en la locura del vomito del loco, funciona como ese inconciente colectivo que nos guía y modifica la forma y silueta de nuestros pensamientos, sea esa guía oscura del todo.
Uno existe por existir, solo por eso… pero no le sirve eso al loco, lo mantiene sin sentido, inútil en forma y conducta, no más… entonces no es, y ahí termina la sutileza.

Se dice, él a él de él mismo, que la nada no le va a funcionar, que es uno quien vive y muere, no las reglas, leyes o mandamientos, sino que, se empieza a sentir bien, que es… cerrá la frase aunque suene a ebriedad, la vida propia y ajena seria quien debería modificar la forma de las leyes y no al revés, si, suena a algo innecesario, mas que nada de uno mismo. En el después que se debe suceder como final, la paz se esfuma, así como la culpa, el dolor, la miseria y los demás seres que existen en su cabeza, aunque aun queda la duda.

5 mar 2010

Kilos de almibar naranja

La tarde nace cuando el sol se aleja de la casa del mediodía, solo pasa, saluda y se va…
Después las hojas de los árboles bailan para festejar y darle la bienvenida al día, los árboles se estiran para acariciarla, las nubes le procuran las cosquillas y el cielo le presenta como festín a la tierra, pero, aunque el universo se una en la fiesta, el tiempo reniega de este momento y se apresura para alejarla del día. Cada una de las tardes se sucedían de igual manera, hasta que el destino y el universo se unieron y le presentaron el regalo perfecto al tiempo, convenciéndolo para que frene, al menos un instante, y así poder festejar, como corresponde, la bienvenida de la tarde al día. Kilos, kilos y kilos de almíbar naranja…

Jarabe de quimera

Un día, lejos de cualquier día común, decidí leer ese viejo libro que, alejándose de pertenecer o sufrir a la realidad de los demás, parecía querer morir solitario en el rincón, es que aparentaba tener mas años que el tiempo mismo …

“… después de mezclar cada uno de los ingredientes que la bruja le indicó, ya habiendo pasado por todos los extraños lugares que parecían esperarlo, se vio obligado a buscar una víctima para su experimento. Salió de su pequeña casa y, después de verse obligado a sufrir las miradas de los habitantes del pueblo, se encaminó hacia la taberna, “es mejor un borracho que un santo”- se dijo. Una vez allí se encontró con la débil casualidad de que, solo por hoy, solo el único día en el año donde él salía de su laboratorio, la taberna estaba cerrada. Se condenó en la blasfemia jamás pronunciada, maldijo a cada una de las nubes que sobre él volaban y, luego de escuchar el sucio murmullo del pueblo, se dio vuelta y vió que, lejos de sorprenderse, nadie quedaba en la plaza, todos se habían alejado de él… suspiro, condenado e inundado de rabia, y se dirigió a su laboratorio. Camino sin siquiera encontrar la conciencia en el barro o en los animales que, delante de él, se cruzaban, permaneciendo necio a su destino. Crucificó a cada uno de los santos que, según su propia imaginación, se relamían en la complicidad de sus actos… el cielo estaba en contra suyo y él lo sabia. Siguiendo con ese paso firme, llegó hasta su puerta, rompió el candado, con el que había condenado a su casa a convertirse en antro y se hundió en su ser… inmediatamente el pueblo cobró vida, el cielo se abrió por completo y el mas bello sol se hizo presente (algunos dicen que ese día nació la primavera) para brillar una vez mas. Él, hipnotizado por su propia ira, crucificó en su cuerpo la razón de sus años de investigación y de aislamiento e infectó cada partícula de su ser con el veneno… el jarabe de quimera que había creado.”

Lo mas triste del libro es que el tiempo solo pudo atacar una hoja en el libro, la que le seguía… por eso es que mi mente se hundió en ese espacio en blanco. Luego dice así…

“… ya habiendo cumplido con las peticiones de la bruja, solo para devolverle el favor, se alejó para siempre de su pueblo. Al principio derrumbo, con un suspiro, la casa en donde había engendrado años de odio, luego miró, de igual manera, a cada uno de los habitantes del pueblo y los condenó al eterno sufrimiento (algunos dicen que ese pueblo se convirtió en el infierno). Después, ya habiendo saciado la sed de su pena, se encaminó hacia el norte, siempre hacia el norte, buscando la esperanza del cambio pero sin dejar de convertir, a cada hombre, mujer o niño, en algún esquema en especial. Conoció mujeres frías como la nieve misma, que se relamían en la impunidad de sus actos y de sus pensamientos (algunos dicen que ahí creo al invierno). Conoció hombres capaces de vivir en el sol, de poder aguantar al infierno mismo (un verano, tal vez). Conoció seres, pensamientos y almas que se tatuaban en su corazón, sufrió, amó, luchó… y murió…”

Ahí el libro termina, al menos este cuento, lo mas extraño es que al final decía lago así… “Jarabe de quimera: sustancia imposible de crear, entender o imaginar. Se la conoce como “la droga de dios”. Dícese de la sustancia que obligó a dios a dejar el cielo. Cualquier dios, cualquier cielo…

Incomodo como lo ciego del ojo

Si el universo… no, no rías con esa maldad, afónico de alma y con un cerebro que menstrua…una vez mas esta el esquema del quiebre que se presenta como opción mágica de continuidad, ahí, asustado por las sombras del ego, teme, duda, vacila al ver que tan frío es el porvenir. En el fondo solo es desgracia el cambio, o la posibilidad de este, porque no se nutre de la gloria del delirio, sino de cada una de las derrotas, de cada una de las soledades, de cada una de las heridas… de ser como gran dolor…
Indio de alma adormecida, como sonido estúpido o irónico del universo, como mientras en el traspaso inexacto del tiempo sobre el ego y al miseria propia el lamento del sin sentido. No preguntes ser, no podes plantearle al ego que se puede vivir sin él, tenés que ignorarlo de a poco, suave sin que se de cuenta, casi acariciando el aire que los separa, dándole muestras falsas de amor, para que entienda, no el ego, sino el dios de esa habitación, que ni el tiempo puede modificar la naturaleza del silencio… pero no, no hay mas formas para acallar el grito ahogado de la muerte idiota, real, autentica, definitiva, soberbia, asquerosamente mágica, del ego.

3 mar 2010

Horizonte

En la pobreza del máximo esplendor, la corriente mística del cielo fecunda sobre lo estéril de la montaña un río celeste que, en su caída, se vuelca sobre el tibio rostro del horizonte. Paisaje único de seres sin consuelo, como sangre en vez de agua, se solidifica ese ruido extraño en el constante chapoteo del río mientras una nube se acerca para tomar un poco de su ser…no hay rincones de finales felices o encuentros diurnos que calmen la sed del espíritu, pero, ya casi como consuelo, se desdicha sobre la cima de la montaña (en ese mágico puente invisible) el hilo rojo del destino Se deshace, una vez en el agua, la belleza que se puede reclamar por el deseoso paisaje, ya no puede, ni el cielo, ni la montaña, ni la nube, acabar con la veracidad del pedido del río de ser protagonista de su propio lamento. Queda ahogado su instinto y sepultado bajo ese contante flujo de agua.
En el medio de ese cuadro, pintado en el fondo de la oscuridad del parpado, se relame, en la soledad, la presencia del no-espíritu propio del universo atado a ese concepto extraño que el destino maneja; casi esclavo de la sombra de su silueta y dueño de la entereza de su dolor de cabeza.
Entonces… como rito final de la tinta del cielo, se funde, por sobre su misma condición de divino, la exaltada luz de sus ojos y el cálido sentido del amor. No y solo esa palabra sirve para el después, ninguno de ellos quiere enamorarse del otro ser, fusionar su concepción de realidad con el inmediato candidato. El río no quiere ser lluvia, la nube no quiere ser mar, la montaña no quiere ser lejanía, el cielo no quiere ser sol…

… y la ultima gota, justo antes, en ese detenimiento hermoso que el tiempo otorga a los soñadores, de que se destruyera la entereza propia del paisaje, le otorga al universo esa libertad tan deseada que quiebra con la fuerza del destino y rompe con cada uno de sus hilos. El punto final del escenario, una vez hecho sol, crece por sobre el ego del río, sembrando su rostro de belleza en la cima de esa montaña inexistente.

Frio

Frío no como clima, sino como frontera, como virtud propia del pensamiento, como eterno resorte de influencia y voluntad, como lujuria, aunque parezca poco producente, como imagen única del cielo y del destino, supongo que, en algún punto, la miseria de la falta de abrigo y de sombra (en la secuencia que se crea en el parpado) tiña a la sensación de asqueadas formulas y sincericidios parejos, serios y con forma de canción… o de grito… o de cierre. La puerta, esto debería estar aparte, decide ser mar y no sentimiento, sino furia y compañía, así como el frío o el dolor se fumigan en el río, basta, no seas tan miedoso y solitario, procura una muerte mas digna para el color, no es culpa ni culpable, ni victima ni victimario, es… ajeno, pero eso no funciona como justificativo para desear, con esa intensidad, su muerte.
Pero habíamos dicho basta y el eco de la palabra debe ser más fuerte que el mismo cielo, que el ego y que el llanto. Supongo, ya por placer, que no queda estructura que no quiera ser rima de este delirio, que la idiotez vende, que la mediocridad funciona, que el encierro genera humedad, que la luz, soledad, que la sombra, misterio y que la misericordia, compañía. Aunque la letra quiera ser mas que el propio lamento y que el quejido sea mas puro, viril, irónico y asqueroso que el nuevo color de oreja…si, el inicio como tal queda olvidado, no hay deseos sueltos ni paganos recuerdos, todo funciona como anhelo.

Algun tipo de color de mariposa

La pollera es de color verde, verde manzana, claro como el agua pero con presencia y personalidad. Luego él duda sobre su estabilidad, un poco que se quiere escapar, en la silueta que se refleja en la pared, lo que incomoda su pie izquierdo (y el bello zapato que se sale). Cuando pasa al lado de él, como conquistando, al menos su intención, su mirada, apenas por segundos, calla, con solemne esperanza, y espera su vuelta. Mientras el cielo se tiñe de lluvia, ese bis de soledad, y el suelo, tierra de paz, busca el entretenimiento en la búsqueda, ellos dos se enamoran sin siquiera saberlo, para, después de que ella termine de escapar de sus ojos, sus cuerpos empiecen a caer sobre el living, desvaneciendo para no comunicar, y así guardárselo solo para ellos, su verdadero estado de sobriedad en la recta de la caída. La pollera es de color verde, igual que sus ojos…

2 mar 2010

Del no al sentir

Una sensación exacta, como un rincón o un ángulo determinada de un mueble, se desata de su propia condición y salta, como pulga en la cama, sobre las pequeñas porciones que el universo le presta, al menos por un rato, para que la posibilidad de cumplir con el capricho de un nuevo salto sea real y no un esquema equivoco de realidad. Busca entre las cenizas que rodean al cuerpo y ata cada cordón a las columnas que sostienen la habitación en donde su alma guarda los recuerdos de desgracias desconocidas y de soberbias ajenas. Sabe la sensación que esta sola, que es virgen, que su muerte se acerca, que es precario su mundo, que es olvido su recuerdo y que no entiende (nunca lo hará) cual es el propósito de su vida.
Sensación nueva del alma, mediocre esquema de vida, la nada como rutina hasta el despertar, un saludo al pasar y la completa huida de su gracia… no mas que la novedad de su sentir.
Si, sensación, lucha contra lo que no puedes vencer, desgarra tu alma con la soberbia de no lograr nada… y muere cada vez que el cuerpo entiende tu propósito, tu destino o tu vida. No tenés más que eso, nada mas, ni bien vea sus ojos, sienta el calor de tu mensaje o se caiga una pluma de tu alma… solo el universo lo sabe, solo él…

Carecer el uno del mismo

Supongo que la carencia mas grande fue ese amor, se puede vivir en la completa sordera, siendo esa nada que el destino necesita para sentirse insatisfecho, ser el cielo de cada ocaso, o la soberbia de cada inicio, ser el mismo universo en ese acto de estúpida sinceridad… el ritmo, el alma, el embrión de un amanecer, la mas sucia y pegajosa de las pieles, pero su gran carencia fue ese amor, no cualquiera, no esa lejana, no ese recuerdo, no esa suave y cómplice caricia, sino ese sincero y puro amor, ese que se sitúa sobre el mismo sol, mostrando la sinceridad de sus gestos, sonriendo con inocencia y timidez, si, el cielo puede ser la melodía que busco para que sea muestro hogar, pero no con esa carencia, no con una repetición, no con esa ilusión o ese recuerdo. Si quisieras podría fundirse mi alma con tu sombra, tan solo eso, tu sombra, o tu reflejo una tarde de lluvia… pero, una vez mas, se presenta ante nuestras muecas esa carencia, en nosotros no hay amor, en mi no hay amor…
Supongo que como cielo podría inventar una realidad, con esquemas mas floridos, seres de fantástica fortuna, risas pegajosas o torturas distantes… como hogares de dulces optimismo pasajero, si, hoy miro en tu ausencia, no por odio o rencor, sino porque se que, aunque esa carencia sea perpetua, puedo soñar con el privilegio de imaginarte a mi lado..

Empezar a contar

Con la mano de un fantasma en el hombro se le ocurre empezar a decir que de nada puede, o quiere, escribir, así deja abierta la puerta para que la capacidad del pensamiento propio, los instantes donde es el inconsciente quien habla, se dé lugar sobre la hoja y empiece con su desvariado discurso. Luego duda sobre la misma capacidad, sobre su inteligencia, sobre el desarrollo, correcto o no, no lo sabe, del todo como persona, como él, como todos y como ninguno, pero sin dejar de sentir, al escucharse hablar, la veracidad del relato que hoy es cuento, tal vez mañana noticia, tal vez nunca final. No encuentra como seguir, nos mira como buscando esa certeza, ese hilo necesario para que sea valida su continuación. Nada encuentra, se reniega de nosotros, como no aceptando ni la decepción del saber que no nos corresponde esa porción de protagonismo en la historia, ni del error propio en buscar y confiar en los demás, se ofusca como la mañana al mediodía, pero deslizándose con la misma sutileza para no dejar de recibir esa atención que tanto desea.