Supongo que la carencia mas grande fue ese amor, se puede vivir en la completa sordera, siendo esa nada que el destino necesita para sentirse insatisfecho, ser el cielo de cada ocaso, o la soberbia de cada inicio, ser el mismo universo en ese acto de estúpida sinceridad… el ritmo, el alma, el embrión de un amanecer, la mas sucia y pegajosa de las pieles, pero su gran carencia fue ese amor, no cualquiera, no esa lejana, no ese recuerdo, no esa suave y cómplice caricia, sino ese sincero y puro amor, ese que se sitúa sobre el mismo sol, mostrando la sinceridad de sus gestos, sonriendo con inocencia y timidez, si, el cielo puede ser la melodía que busco para que sea muestro hogar, pero no con esa carencia, no con una repetición, no con esa ilusión o ese recuerdo. Si quisieras podría fundirse mi alma con tu sombra, tan solo eso, tu sombra, o tu reflejo una tarde de lluvia… pero, una vez mas, se presenta ante nuestras muecas esa carencia, en nosotros no hay amor, en mi no hay amor…
Supongo que como cielo podría inventar una realidad, con esquemas mas floridos, seres de fantástica fortuna, risas pegajosas o torturas distantes… como hogares de dulces optimismo pasajero, si, hoy miro en tu ausencia, no por odio o rencor, sino porque se que, aunque esa carencia sea perpetua, puedo soñar con el privilegio de imaginarte a mi lado..
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