Un día, lejos de cualquier día común, decidí leer ese viejo libro que, alejándose de pertenecer o sufrir a la realidad de los demás, parecía querer morir solitario en el rincón, es que aparentaba tener mas años que el tiempo mismo …
“… después de mezclar cada uno de los ingredientes que la bruja le indicó, ya habiendo pasado por todos los extraños lugares que parecían esperarlo, se vio obligado a buscar una víctima para su experimento. Salió de su pequeña casa y, después de verse obligado a sufrir las miradas de los habitantes del pueblo, se encaminó hacia la taberna, “es mejor un borracho que un santo”- se dijo. Una vez allí se encontró con la débil casualidad de que, solo por hoy, solo el único día en el año donde él salía de su laboratorio, la taberna estaba cerrada. Se condenó en la blasfemia jamás pronunciada, maldijo a cada una de las nubes que sobre él volaban y, luego de escuchar el sucio murmullo del pueblo, se dio vuelta y vió que, lejos de sorprenderse, nadie quedaba en la plaza, todos se habían alejado de él… suspiro, condenado e inundado de rabia, y se dirigió a su laboratorio. Camino sin siquiera encontrar la conciencia en el barro o en los animales que, delante de él, se cruzaban, permaneciendo necio a su destino. Crucificó a cada uno de los santos que, según su propia imaginación, se relamían en la complicidad de sus actos… el cielo estaba en contra suyo y él lo sabia. Siguiendo con ese paso firme, llegó hasta su puerta, rompió el candado, con el que había condenado a su casa a convertirse en antro y se hundió en su ser… inmediatamente el pueblo cobró vida, el cielo se abrió por completo y el mas bello sol se hizo presente (algunos dicen que ese día nació la primavera) para brillar una vez mas. Él, hipnotizado por su propia ira, crucificó en su cuerpo la razón de sus años de investigación y de aislamiento e infectó cada partícula de su ser con el veneno… el jarabe de quimera que había creado.”
Lo mas triste del libro es que el tiempo solo pudo atacar una hoja en el libro, la que le seguía… por eso es que mi mente se hundió en ese espacio en blanco. Luego dice así…
“… ya habiendo cumplido con las peticiones de la bruja, solo para devolverle el favor, se alejó para siempre de su pueblo. Al principio derrumbo, con un suspiro, la casa en donde había engendrado años de odio, luego miró, de igual manera, a cada uno de los habitantes del pueblo y los condenó al eterno sufrimiento (algunos dicen que ese pueblo se convirtió en el infierno). Después, ya habiendo saciado la sed de su pena, se encaminó hacia el norte, siempre hacia el norte, buscando la esperanza del cambio pero sin dejar de convertir, a cada hombre, mujer o niño, en algún esquema en especial. Conoció mujeres frías como la nieve misma, que se relamían en la impunidad de sus actos y de sus pensamientos (algunos dicen que ahí creo al invierno). Conoció hombres capaces de vivir en el sol, de poder aguantar al infierno mismo (un verano, tal vez). Conoció seres, pensamientos y almas que se tatuaban en su corazón, sufrió, amó, luchó… y murió…”
Ahí el libro termina, al menos este cuento, lo mas extraño es que al final decía lago así… “Jarabe de quimera: sustancia imposible de crear, entender o imaginar. Se la conoce como “la droga de dios”. Dícese de la sustancia que obligó a dios a dejar el cielo. Cualquier dios, cualquier cielo…
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