La tarde nace cuando el sol se aleja de la casa del mediodía, solo pasa, saluda y se va…
Después las hojas de los árboles bailan para festejar y darle la bienvenida al día, los árboles se estiran para acariciarla, las nubes le procuran las cosquillas y el cielo le presenta como festín a la tierra, pero, aunque el universo se una en la fiesta, el tiempo reniega de este momento y se apresura para alejarla del día. Cada una de las tardes se sucedían de igual manera, hasta que el destino y el universo se unieron y le presentaron el regalo perfecto al tiempo, convenciéndolo para que frene, al menos un instante, y así poder festejar, como corresponde, la bienvenida de la tarde al día. Kilos, kilos y kilos de almíbar naranja…
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