Una sensación exacta, como un rincón o un ángulo determinada de un mueble, se desata de su propia condición y salta, como pulga en la cama, sobre las pequeñas porciones que el universo le presta, al menos por un rato, para que la posibilidad de cumplir con el capricho de un nuevo salto sea real y no un esquema equivoco de realidad. Busca entre las cenizas que rodean al cuerpo y ata cada cordón a las columnas que sostienen la habitación en donde su alma guarda los recuerdos de desgracias desconocidas y de soberbias ajenas. Sabe la sensación que esta sola, que es virgen, que su muerte se acerca, que es precario su mundo, que es olvido su recuerdo y que no entiende (nunca lo hará) cual es el propósito de su vida.
Sensación nueva del alma, mediocre esquema de vida, la nada como rutina hasta el despertar, un saludo al pasar y la completa huida de su gracia… no mas que la novedad de su sentir.
Si, sensación, lucha contra lo que no puedes vencer, desgarra tu alma con la soberbia de no lograr nada… y muere cada vez que el cuerpo entiende tu propósito, tu destino o tu vida. No tenés más que eso, nada mas, ni bien vea sus ojos, sienta el calor de tu mensaje o se caiga una pluma de tu alma… solo el universo lo sabe, solo él…
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