9 mar 2010

Ocaso del ser y de su voluntad

La imagen se desata en la desidia propia de un ser que no reconoce las diferencias entre los objetos que lo rodean, no como claro esquema de ceguera, sino como ignorancia de los límites, de las formas y de los colores de su entorno. Juicio en la continuidad de sus realidades mientras los distintos universos se unen en una pequeña porción de tiempo para castigar a la misma consecuencia con un instante único de verdad.
Intenta reír en la agonía de su desenlace, ignorando las posibles, o no, falacias de sus amores verdaderos, riqueza de real pobreza y esquemas de poemas que desconoce. Así se continua su final, como catarata de carruseles de imágenes que no le corresponden a su conciencia del planteo de su memoria, suertes que no tuvo, sombras que no se rieron de su espalda, risas que no imagino, frases que desaparecieron en el viento o besos que se guardo, mientras se desencadena un rito en el cielo y la ultima apelación de su muerte.

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